Que tener un salario alto es sinónimo de felicidad y satisfacción en el trabajo, es una creencia que está muy extendida entre la población, pero diversos teóricos han estudiado el fenómeno y han concluido que no es así. Así, Herzberg y Csikszentmihalyi afirman que el dinero es un medio con el que hacer frente a los problemas que puedan surgir en la vida de las personas, pero que lo que realmente proporciona bienestar es el trabajo.
Herzberg habla de una serie de factores que producen satisfacción e insatisfacción en el trabajador.
- Los factores motivadores que proporcionan satisfacción no tienen que ver con la remuneración, sino con el contenido del propio trabajo. La posibilidad de alcanzar reconocimiento profesional, conseguir metas laborales, sentirse responsable de las tareas y de los logros, obtener independencia laboral,… sí que contribuye a que nos sintamos satisfechos.
- Los factores no motivadores o higiénicos representan las posibles fuentes de insatisfacción. Las condiciones físicas y ambientales, el salario, las políticas de la empresa, el tipo de supervisión, el tipo de relaciones entre dirección y empleados,… son los factores que las empresas han empleado tradicionalmente para motivar a sus empleados, pero se ha demostrado que, en realidad, sólo conducen a la insatisfacción en caso de que el trabajador las perciba como negativas. Por ejemplo, un incremento de salario puede provocarnos satisfacción a corto plazo, pero en un par de meses nos habremos acostumbrado al aumento y volveremos al estado de satisfacción anterior. El contenido del trabajo y las características de las tareas que desarrollamos son lo que realmente nos motiva y satisface.
Otros autores como Robbins y Weinert añaden otro ingrediente a la receta, destacando el papel que tienen nuestras actitudes en la percepción que tenemos de nuestro propio trabajo. De esta forma, si proyectamos actitudes positivas hacia el puesto de trabajo, es fácil que tengamos niveles superiores de satisfacción laboral.
Como factores favorecedores indican unas condiciones de trabajo que constituyan un respaldo, compañeros que apoyen y ayuden, unas recompensas equitativas y un trabajo desafiante desde el punto de vista mental. La mayoría de trabajos requieren de la interacción con compañeros de trabajo y superiores, por lo que la calidad de las relaciones que podamos establecer en él, contribuirán a que tengamos actitudes positivas y estemos más satisfechos.
No hay que olvidar que un trabajo es un medio para ganarse la vida y que, si por cualquier circunstancia no tenemos el trabajo de nuestros sueños, nuestra propia actitud puede influir en la percepción que tenemos del mismo. Como hemos visto, no conviene obsesionarse con el dinero, ya que otros factores como el contenido del trabajo que realizamos o la “bondad” de las relaciones que podamos establecer en él, tienen más importancia a la hora de estar contentos y motivados con el trabajo que tenemos, hecho que nos va a permitir ser más felices.
Enrique Gómez Prieto.
Psicólogo – Equipo de Dependentia.