El deterioro cognitivo se caracteriza por pequeñas pérdidas de memoria, trabas con el lenguaje y, en general, mayor dificultad para razonar o prestar atención durante un tiempo prolongado. Es un cuadro que se suele dar a partir de los 60 años y que difiere de la simple pérdida de memoria que podemos notar con la edad por la disminución de la actividad intelectual, que no suele ser progresiva. Es importante diagnosticar a las personas que padecen este deterioro cognitivo, porque puede evolucionar hacia una demencia, como la enfermedad de Alzheimer.
Señales de aviso
Entre los síntomas que nos pueden hacer sospechar que una persona padece deterioro cognitivo están los cambios en la memoria que afectan a la vida diaria, como olvidar tareas, fechas, eventos y compromisos importantes. Además:
- Las personas con deterioro cognitivo pueden tener dificultad para planificar o solucionar obligaciones o problemas diarios, como hacer pagos de facturas o programar una visita al médico.
- Es posible que pierdan objetos con frecuencia o que se desorienten fácilmente.
- Los enfermos tienen dificultad con el lenguaje hablado o escrito. Se les olvida una idea o una palabra, o no pueden seguir una conversación. Es habitual que se produzca un aislamiento progresivo de las actividades familiares y sociales.
- Es característica la confusión de tiempo y espacio, perder la noción de las fechas, de los lugares y del paso del tiempo.
- La demencia también puede provocar alteraciones de conducta o cambios en el estado de ánimo.
¿Qué hacer?
Para mantener el buen funcionamiento del cerebro y fortalecer la memoria, es importante seguir algunas recomendaciones:
- Gimnasia mental: Uno de los consejos de los especialistas para promover una buena salud mental de las personas mayores es mantener una actividad intelectual habitual, exigiéndole, en la medida de lo posible, esfuerzos diarios al cerebro. La gimnasia mental puede resultar útil para mantener el cerebro en óptimas condiciones de funcionamiento y luchar contra el olvido.
Algunos ejercicios prácticos para activar la mente pueden ser leer, hacer crucigramas o puzzles, tocar un instrumento, escribir, hacer cuentas o juegos de memoria y mirar fotos antiguas para recordar historias del pasado.
Asimismo, algunos estudios han comprobado que el bilingüismo es uno de los factores más importantes en el entrenamiento cognitivo, ya que hablar más de un idioma supone un reto para el cerebro, sobre todo cuando hay que traducir o explicar lo que significa una palabra en otro idioma.
- Ejercicio físico: Al igual que la actividad cognitiva, la actividad física también colabora en la prevención de la demencia. El ejercicio permite oxigenar el cerebro y contribuye a retrasar problemas motores. Los expertos aconsejan realizar todos los días 30 minutos de ejercicio físico de intensidad moderada.
- Alimentación: Los problemas cardiovasculares son un factor de riesgo para la demencia. Por lo tanto, la alimentación y las costumbres que son beneficiosas para el corazón también lo son para el cerebro. Es necesario mantener una dieta baja en grasas, rica en fibra y que incluya una gran cantidad de verduras, frutas y cereales, además de reducir la sal en las comidas. Estudios de nutrición demuestran que una alimentación rica en pescado y ácidos grasos omega-3 puede reducir el riesgo de padecer demencia. La dieta también debe incluir alimentos que contengan vitamina B, en concreto las vitaminas B6, B9 (ácido fólico) y B12.
Los alimentos con antioxidantes también pueden ayudar a prevenir la demencia senil. El té, las frutas frescas, las verduras, los frutos secos o los cereales son algunos alimentos que contienen una gran cantidad de antioxidantes.
Se ha comprobado que el alcoholismo es un factor de riesgo; sin embargo, un consumo moderado de vino puede llegar a ser un factor de protección. Según un estudio dirigido por expertos del Hospital Clínic de Barcelona, el consumo de alimentos ricos en polifenoles, como el vino, el aceite de oliva y las nueces, mejora la función cognitiva y la prevención de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
- Vida social: Las personas mayores que participan en actividades sociales muestran un menor declive cognitivo. Dedicar unas horas al tiempo de ocio disminuye el estrés y la tensión, además de promover la relajación física, factores imprescindibles para evitar la demencia.
Para mantener el cerebro en forma hay que ejercitarlo y cuidarlo. La estimulación cognitiva, la buena alimentación, el ejercicio y la vida social activa son los pilares esenciales para promover una buena salud mental.
Si últimamente crees que has experimentado alguna de las señales de alerta que hemos mencionado en el artículo, ponte en contacto con un especialista.
Quique Gómez
Psicólogo Centro Médico Atlàntida