¿Te sientes seguro en tu puesto de trabajo? ¿Crees que tu empresa hace lo suficiente para garantizar que tu salud no se verá comprometida al realizar tus tareas profesionales?
La prevención de riesgos laborales es el conjunto de normas y actividades que se desarrollan en cualquier empresa para disminuir y evaluar los riesgos que se pueden presentar en un puesto de trabajo, teniendo en cuenta los procesos que llevan a cabo los empleados.
De este modo, las empresas tienen que adoptar medidas para combatir los riesgos laborales en su origen, así como sustituir lo peligroso por todo aquello que no lo sea y dar instrucciones claras y concisas sobre qué pueden hacer los trabajadores para mejorar su seguridad.
Las estadísticas de las últimas décadas nos muestran la importancia de cuidar los riesgos laborales. Según el Ministerio de Trabajo y Economía Social, un total de 780 trabajadores fallecieron en accidente laboral en 2020, 13 más que en 2019, lo que implica un aumento del 1,9%. Los empleados que pierden la vida en el trabajo normalmente sufren enfermedades cardiovasculares, accidentes de tráfico, golpes o caídas, o acceden a espacios peligrosos sin las óptimas medidas de seguridad.
Además, con la irrupción de la covid-19, las empresas han tenido que dotarse de nuevas normativas para evitar la propagación de la contagiosa enfermedad. La obligatoriedad de llevar mascarilla en el puesto de trabajo o en las zonas comunes, la dispensación de gel hidroalcohólico en las entradas y las salidas o los controles de aforo en los espacios interiores son algunas de las precauciones que se han promovido en los puestos de trabajo a lo largo de los últimos meses.
Los diferentes riesgos laborales
Pero, más allá del riesgo asociado al contagio por coronavirus, es muy importante no perder de vista los peligros laborales que siguen existiendo y que pueden quedar eclipsados por las medidas contra la pandemia.
Principalmente, podemos diferenciar siete riesgos laborales que debemos tener en cuenta al llevar a cabo nuestras tareas dentro de nuestro centro de trabajo.
- Riesgos físicos. Son los más habituales. Una determinada iluminación puede provocar deslumbramiento, sombras y fatiga; el ruido puede afectar nuestras capacidades auditivas; las vibraciones, provocadas normalmente por la maquinaria, pueden ocasionar daños en la columna vertebral, en los abdominales e incluso propiciar problemas digestivos. La temperatura es otro factor que hay que tener presente, pues puede suponer un riesgo físico si es excesivamente alta o baja.
- Riesgos químicos. Las inhalaciones o absorciones de sustancias químicas pueden provocar serios problemas en las personas, como la asfixia, o enfermedades, como las alergias. Por eso, es necesario que en ciertos puestos de trabajo se usen guantes, mascarillas u otros sistemas de protección.
- Riesgos biológicos. Son producidos por agentes patógenos. La exposición a virus, bacterias, hongos y parásitos puede originar enfermedades. Llevar un equipo de protección y tener una estricta normativa es imprescindible para trabajar con ellos.
- Riesgos psicosociales. La fatiga laboral, el estrés por el ritmo de trabajo y la monotonía son algunos de ellos. En este sentido, las organizaciones deben cumplir y respetar los horarios de descanso de la plantilla.
- Riesgos ergonómicos. Levantar mucho peso, mantener la misma postura durante largos períodos de tiempo… son riesgos que, a la larga, pueden acabar provocando dolencias físicas.
- Riesgos mecánicos. Por ejemplo, golpes, quemaduras, cortes… Para evitarlos es necesario supervisar que la maquinaria funcione correctamente antes de ponerla en marcha.
- Riesgos ambientales. Las tormentas, las inundaciones y otras catástrofes naturales son algunos de ellos. No podemos controlarlos.
Algunos consejos
Estas son algunas recomendaciones que debes tener en cuenta para minimizar cualquier riesgo laboral:
- Ser consciente del entorno. Si controlas tus alrededores podrás mantenerte alerta en relación a las áreas cercanas potencialmente peligrosaso a las posibles situaciones que se pueden presentar.
- Descansar de vez en cuando. Gran parte de los accidentes laborales ocurren porque el trabajador está distraído o cansado. Realizar pequeños descansos de forma regular te hará sentir más concentrado. Un truco para mantenerse alerta es hacer las tareas más difíciles y tediosas en las horas en las que estés más despierto.
- Reducir el estrés laboral. Muchas veces los orígenes de la depresión y de los problemas de concentración se encuentran en el estrés que sentimos cuando tenemos grandes cargas de trabajo y disponemos de poco tiempo para hacerlas. La inseguridad laboral y los conflictos que se pueden generar entre compañeros pueden agravar el asunto. Ante esto, es de vital importancia relativizar lo que te está sucediendo, explicar la situación al encargado o supervisor y, si crees que es necesario, consultar con un psicólogo que te ayude a gestionar mejor todo este estrés.
- Utilizar correctamente las máquinas y llevar siempre los equipos de protección adecuados. Algunos empleos requieren realizar el trabajo en sitios peligrosos o con sustancias nocivas y perjudiciales. Es por ello que conocer el funcionamiento de las herramientas y los aparatos que usamos y protegernos con una indumentaria óptima para el trabajo desarrollado serán clave para proporcionarnos la seguridad necesaria.
Ahora mismo, en relación a la covid-19, también es muy importante tener una correcta higiene de manos (desinfectarlas con regularidad) y respetar la normativa sanitaria para evitar posibles contagios en el lugar de trabajo.