El yoga es uno de los ejercicios más recomendados para las personas mayores y suma numerosos beneficios para mantener y cuidar la salud física, y también mental.
El envejecimiento activo fomenta, sin duda, un estilo de vida saludable durante la tercera edad. Es decir, se trata de disfrutar de una buena calidad de vida y lo máximo de independiente. Para ello, una de las actividades más recomendadas es el yoga.
Existen muchos tipos y estilos diferentes de práctica de yoga, por lo que es adecuado para cualquier persona, edad y preparación física. Además, nunca es tarde para empezar a practicarlo. Es decir, la edad no es ninguna barrera para practicar este deporte, ya que los entrenamientos pueden adaptarse a las necesidades personales y físicas de cada individuo. De hecho, todo lo contrario: el yoga es uno de los mejores deportes en la edad madura.
El yoga es una actividad integral que puede prevenir y ayudar a resolver muchos problemas asociados a la tercera edad, como la artritis, el deterioro cognitivo, la demencia o el aislamiento social. También enseña a respirar adecuadamente y minimiza las molestias de las personas con dolor crónico.
Concretamente, un estudio de la Universidad de Northumbria, en Reino Unido, confirmaba hace pocos años que la práctica del yoga era una opción más que adecuada para prevenir las caídas en la población senior. Y es que, actualmente, añadía el informe, casi un tercio de las personas mayores de 65 años, y más de la mitad de las personas mayores de 80 años, tienen una caída al menos una vez al año.
Cómo son las clases de yoga
Antes de iniciarse en esta práctica, es importante consultar con el médico y con profesores expertos en esta técnica de meditación y ejercicio, porque serán los encargados de recomendar (y enseñar) las mejores posturas de yoga para el estado de salud de cada persona.
Además, es importante practicar este deporte con entrenadores especializados, para que corrijan las malas posturas o los movimientos incorrectos que puedan ocasionar alguna lesión.
Las clases de yoga incorporan ejercicios de respiración consciente, relajación y meditación. Es una actividad de bajo impacto y se puede ir modificando en función de la persona con accesorios diferentes.
Una forma sencilla de iniciarse es con ejercicios simples de consciencia corporal sentado en una silla. Este tipo de ejercicios ayudan a mantener la movilidad de la columna vertebral y de la caja torácica. También hay clases de yoga acuático: la práctica en el agua es más fácil y permite que las personas mayores puedan moverse con más facilidad.
Claves para empezar a hacer yoga en la tercera edad
- Evaluar el estado físico antes de empezar. Hablar con el médico para conocer la clase (e intensidad) más adecuada según el estado de salud y marcar los objetivos reales, que, además, ayuden a prevenir posibles lesiones.
- Usar ropa adecuada; es decir, ropa cómoda y que no moleste a la hora de moverse y ejercitar el cuerpo. Además de las famosas esterillas donde estirarse, también hay accesorios como correas, bloques, etc. para hacer más accesibles algunas posturas.
- Encontrar un profesor de yoga que conozca las limitaciones de cada edad y con el que sea fácil la comunicación.
- Empezar despacio. Las primeras sesiones deben ser suaves. Esto ayudará también a ir mejorando la técnica adecuada para poder ir mejorando poco a poco.
¿Por qué es tan bueno practicar yoga en la edad adulta?
Esta forma de ejercicio está muy recomendada para los adultos y personas mayores de 65 años por la gran diversidad de beneficios físicos, psicológicos y sociales que aporta.
Mucha gente cree que el yoga es una actividad que únicamente mejora el equilibrio y la flexibilidad de quienes lo practican. Y no. El yoga es una práctica con infinidad de ventajas y que puede corregir muchos problemas asociados con la edad, como la falta de iniciativa, los problemas digestivos o la circulación insuficiente.
Estos son algunos de los beneficios más populares del yoga:
- Fortalece los huesos.
- Fortalece los músculos.
- Mantiene la masa muscular.
- Reduce el estrés.
- Mejora el sueño y reduce el insomnio.
- Mejora la respiración.
- Disminuye los dolores.
- Reduce el riesgo de depresión.
- Mejora el estado de ánimo.
- Mejora la fuerza.
- Mejora la flexibilidad y la movilidad.
- Fomenta un mejor equilibrio.
- Ayuda a tener más energía.
- Ayuda a prevenir lesiones.
- Mejora la memoria.
Quique GòmezPsicólogo
Centro Médico Atlàntida