¿Cuánto tiempo crees que le dedicas a tu smartphone? Realmente no somos conscientes de las muchas horas que le dedicamos a lo largo de la semana, y la de tiempo que perdemos en la búsqueda continuada de estímulos, novedades, noticias, mensajes, etc. La mayoría de los estudios indican que la población pasa una media de unas tres horas diarias aproximadamente usando sus smartphones, y los jóvenes, más aún. Al final de la semana, estos datos implican casi un día entero mirando nuestras pantallas, mientras el día a día se nos escapa delante de nuestros ojos.
¿Por qué “necesitamos” nuestro smartphone?
¿Te has preguntado alguna vez por qué estamos continuamente pendientes del teléfono móvil?
El ser humano es curioso por naturaleza y le atrae todo aquello que es novedoso. Además, nuestro sistema neuronal y cognitivo es inteligente y adaptativo ante estímulos nuevos volviéndonos más sensibles ante ellos, para captar mejor lo que está sucediendo. En este sentido, cuando estamos ante un flujo constante de información como un smartphone, nos volvemos más curiosos y retroalimentamos nuestras ganas de seguir conectados a la red.
También es debido a una búsqueda de resonancia. Esta resonancia que buscamos nos la proporcionan prácticamente todas las aplicaciones de nuestro smartphone, convirtiendo cualquiera de las acciones que realizamos con los teléfonos, en un placer cuyo fin se encuentra en sí mismo. Tras esta asociación hedónica, las personas quedamos a la espera permanente de una notificación para satisfacer nuestra expectativa de placer, activando nuestro sistema de recompensa (circuito neuronal responsable de las asociaciones de placer) y convirtiendo una simple notificación, un simple mensaje o una información irrelevante en un refuerzo positivo, o lo que es lo mismo, una recompensa para nuestro cerebro. De esta forma explicamos la búsqueda activa y continuada de estímulos nuevos procedentes de nuestro smartphone.
Hiperestimulación de los smartphones
La hiperestimulación y el flujo de información constante -anuncios, enlaces, post, noticias, etc.-, nos lleva a navegar arriba y abajo al son de toda esta información. Recientemente, en un vídeo de “Made for minds” (En forma – El estrés y la gestión del tiempo, 2020), se hizo la comparativa del comportamiento que adoptamos ante este flujo de información, clicando en todos los enlaces posibles, con el comportamiento compulsivo de ir y venir de los animales en el zoológico. Me pareció una comparativa realmente interesante e impactante ya que al final, el interés que tenemos por “estar al día” y no perdernos nada de lo que sucede en nuestro entorno, se convierte en una pérdida de autocontrol inconsciente, y nos hace terminar ahogados entre tantos estímulos a los que ni siquiera les hemos dedicado tiempo para digerir. Miremos a donde miremos recibiremos una información estimulante. Vale la pena reflexionar acerca del tiempo que le dedicamos a procesar la información, porque cuando queremos darnos cuenta, tenemos tantas ideas, tantos estímulos, tanta información, tantas perspectivas diferentes, y tantas expectativas que cumplir, que al final cada vez es más complicado definir quién queremos ser y a dónde queremos llegar.
Dependencia del smartphone. ¿Una adicción?
La adicción al smartphone no está categorizada como un trastorno por adicción, pero es interesante hacer una comparación con los principales puntos que describen un trastorno de este tipo, ya que presentan una semejanza importante.
- Dependencia psicológica. Mirar nuestro smartphone es lo primero que hacemos cuando nos despertamos y lo último que hacemos antes de irnos a dormir, con el fin de captar cualquier tipo de información novedosa. Si además se da un deseo intenso y ansioso (craving) de usar el teléfono móvil cuando éste no lo tenemos accesible, y se desarrollan experiencias negativas como por ejemplo irritabilidad, estaremos compartiendo la dependencia psicológica que genera un trastorno por adicción.
- Cada vez consume más tiempo. Cuando existe una adicción se desarrolla la capacidad de tolerancia, que implica la adaptación neuronal a cierta dosis provocando la necesidad de un aumento de cantidad al consumir. Si pensamos en lo expuesto anteriormente cuando hablábamos de curiosidad y búsqueda de resonancia, nos daremos cuenta de que con el flujo constante de información sucede lo mismo. Estamos permanentemente a la espera de nuevos estímulos consumiendo nuestro tiempo mientras navegamos entre nuestras aplicaciones sin ningún objetivo concreto.
- Negación del problema. Las personas creen tener el control cuando en realidad no es así.
- Conflictos con el entorno. Una característica típica de los trastornos por adicción es la reducción o cese de las actividades sociolaborales o de ocio debido al consumo. Con el uso excesivo de los smartphones ocurre lo mismo, ya que con el tiempo aumentan los conflictos en las relaciones familiares y sociales provocando una disminución del apoyo social y menor adaptación psicológica.
En definitiva, creo que es importante reflexionar acerca de cómo gestionamos individualmente el uso de nuestro smartphone, y entender como nos afecta su uso excesivo. Sería interesante pensar y llevar acabo algunas pautas para desestresar nuestro cerebro de tanta información, enseñarle a procesar de forma consciente todo lo que percibimos, y de esta forma, conseguir relajarnos psicológicamente y aumentar nuestro bienestar, tanto a nivel individual como a nivel social.
Por Raquel Vilches, del equipo de psicología de Dependentia
Muy buen articulo, si señor!