Estaba Dependentia empezando a nacer…..
Si, Mil Gracias!!!!, en nombre del protagonista de esta historia real y en el mío propio.
En el atardecer de un día rutinario en la habitación de un Hospital, tuvimos que tomar una decisión que fuera buena para José, y que nos tranquilizara y convenciera a los hijos.
Pues sí, después de un largo mes ingresado y tras una intervención delicada para un octogenario, se planteaba el regreso a casa…..
Las condiciones físicas de José habían cambiado, ya no era el Sr. apuesto y ágil para su edad. No podía estar ni unas horas solo, necesitaba ayuda para lo más elemental, comer, asearse, moverse…..
La decisión fue poner a una señora que lo cuidase en las ausencias de los hijos, pero esto a José no le gustó nada y todo eran inconvenientes:
“No conocemos a nadie de confianza….. yo no puedo pagar con mi pensión…..y acababa con el típico «soy un estorbo», mejor que Dios me hubiera llevado.”
Por unos conocidos nos enteramos del buen funcionamiento de Dependentia y tras comentárselo accedió pensando que a los tres días no funcionaría y despacharíamos al cuidador.
Qué ser humano tan excepcional llegó a nuestra casa, cómo lo trataba…. con qué mimo y al mismo tiempo disciplina… y que ocurrió, pues que al tercer día José se reía y bromeaba con ella, con respeto y cariño ante nuestro asombro y alegría.
José acabó remontando y volviendo a ser quién era y haciendo su vida normal sin dependencia alguna.
Pero no quería que se fuera de casa la persona excepcional y humana que nos mandó Dependentia y se acordó de ella, refiriéndola en sus conversaciones hasta el final de sus días. También comentaba: «como solo, me aseo solo y puedo pasear solo, y a cambio, he enseñado a hacer crucigramas a una muchacha que no sabía».
MIL GRACIAS !!!!!
Eloísa Román.
Familiar de usuario de Dependentia.
Si aplicamos quello de "para muestra, un botón" qué mayor satisfacción que poder leer una vivencia como la descrita.
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