¿Cómo puedo ayudar a una persona con depresión?
La depresión es una enfermedad emocional muy común entre la población, pero muchas veces tarda en identificarse. El tratamiento requiere tiempo y una parte esencial es el acompañamiento y el cuidado por parte de los seres queridos, que deben empatizar con el enfermo, pero a la vez dejarle espacio.
La depresión es un trastorno común que afecta a millones de personas en todo el mundo y, generalmente, a mayor número de mujeres que de hombres. Es, por lo tanto, un problema de salud muy importante que debe tratarse adecuadamente. A veces, esta patología tarda en identificarse, pero es importante prestar atención a los síntomas, porque la depresión puede tratarse.
Por norma general, en una persona con depresión predominan los pensamientos negativos y pesimistas, y es una situación que, a la larga, puede generar cierto rechazo entre las personas cercanas. Y es precisamente un gran error. Una persona con depresión necesita que los demás se tomen en serio su enfermedad y le ofrezcan ayuda.
¿Qué origina la depresión?
Algunos factores que pueden precipitar la aparición de una depresión son:
- Factores genéticos. Las personas con antecedentes familiares tienen mayor probabilidad de padecer una depresión.
- Factores biológicos. Se ha establecido que el mal funcionamiento de ciertos neurotransmisores está relacionado con la depresión.
- Factores sociales. Algunas situaciones difíciles, como problemas laborales o familiares, favorecen la aparición de la depresión.
- Enfermedades o medicamentos. En ocasiones, padecer una enfermedad física como diabetes, cáncer o Alzheimer, o la toma de ciertos fármacos acaba causando depresión en el paciente.
Los principales síntomas de una depresión
- Conducta: ataques de llanto, aislamiento, descuido de las responsabilidades, abandono de su apariencia, pérdida de la motivación, lentitud, torpeza.
- Emociones: tristeza, ansiedad, culpabilidad, ira, irritabilidad, poca tolerancia a los contratiempos, falta de ilusión, cambios de humor, sentimientos de desesperanza.
- Pensamientos: autocrítica, preocupación, pesimismo, problemas de memoria, falta de concentración, dificultad para tomar decisiones.
- Síntomas físicos: sensación de cansancio, falta de energía, problemas para dormir, comer en exceso o pérdida del apetito, estreñimiento, ciclo menstrual irregular, pérdida de apetito sexual.
Ayudar a una persona con depresión
Cuando una persona allegada, un familiar o un amigo sufre depresión es importante saber ayudarle. Y no siempre resulta sencillo. Y es que la depresión también la sufren las parejas, los hijos, los compañeros de trabajo, los amigos… Y, muchas veces, esas personas del entorno no saben cómo tratar a las personas que tienen este trastorno.
Para que el apoyo sea eficaz, nunca hay que desacreditar sus sentimientos, sino que, manteniendo cierta distancia, se debe ofrecer afecto y comprensión.
Otros consejos son:
- Demostrar que te importa esa persona y su estado de ánimo ofreciendo ayuda y esperanza. Hay que escuchar y validar sus sentimientos.
- No dar consejos ni órdenes. Con esto, únicamente se consigue aumentar los sentimientos de culpa e impotencia.
- Si aún no lo hace, es vital sugerir a la persona que busque ayuda profesional e, incluso, que visite grupos de apoyo, para poder compartir experiencias con otras personas que se encuentran en su misma situación.
- La persona que padece depresión suele ser sensible a los ofrecimientos de ayuda. Lo mejor es no actuar de manera demasiado maternal o invasora.
- No criticar ni juzgar. Tampoco hay que exigir que realice ciertas actividades.
- Contrariamente, se debe procurar reforzar la autoestima de la persona y ayudarle a contrarrestar la información.
- Motivar y ofrecer apoyo a la persona querida a practicar aficiones que antes le eran agradables, como pasear o ir al cine, pero sin forzarle a hacerlas.
- Tener mucha paciencia y cuidarse. Para combatir la frustración o el agotamiento del cuidador, hay que buscar momentos de relax y saber desconectar. Una persona no puede cuidar de otra si no está bien.
- Comprender que sus reacciones –quizás no querer salir de casa o hacer planes conjuntos– son normales y pasajeras, y no nada personal en contra de sus familiares o amigos.
- Estar alerta de cualquier complicación, síntoma nuevo o ideas de suicidio.
- Ayudar a reducir el estrés y facilitar que las rutinas y la organización diaria sean reales. Esto le dará a la persona que padece depresión una mayor sensación de control y seguridad.
Quique Gòmez
Psicólogo Centro Médico Atlàntida