La dislexia es un trastorno de la lecto-escritura que puede afectar a niños/as y a adultos/as. Este artículo pretende dar a conocer la problemática relacionada, explicando en qué consiste este trastorno y presentando las bases para poder ayudar a superarla.
La dislexia en la etapa del desarrollo:
En la etapa infantil el aprendizaje escolar implica adquirir nuevos conocimientos utilizando la comunicación verbal y escrita. Las niñas y los niños adquieren el lenguaje oral, la lectura y la escritura en la primera etapa educativa. Leer y escribir implica un proceso de decodificación ya que la escritura es la representación en código gráfico del lenguaje oral. La capacidad para decodificar de forma eficiente y eficaz depende de la predisposición que a la vez está influenciada por la genética y el entorno.
Hasta los seis años las neuronas de las áreas cerebrales encargadas de la habilidad lectora están todavía inmersas en el proceso de mielinización, no obstante a los cuatro años han de haber conseguido adquisición de la consciencia fonológica, es decir la capacidad de identificar y ser consciente de los fonemas que componen una palabra y que nos sirven para fragmentarla. Adquirir la consciencia fonológica es primordial para conseguir el aprendizaje de la lecto-escritura.
En la etapa infantil es importante, por parte de padres, madres, profesoras y profesores, además de prestar atención a los leves retrasos en la adquisición del habla y lenguaje expresivo, dificultad en nombrar colores y formas, y las dificultades en el aprendizaje de los días de la semana, es imprescindible prestar atención a las dificultades para establecer la relación fonema-grafema, la dificultad en la comprensión lectora, los errores de ortografía simples y la evitación de la lectura. Detectar estas situaciones es relevante ya que son signos de alarma relacionados con la dislexia.
La dislexia es el trastorno del desarrollo más común, afecta entre un 5 y 20% de individuos de ambos sexos en edad escolar. Implica un significativo espectro de diferentes formas de manifestación y éstas cambian a lo largo de la vida de la persona afectada (López, 2015).
La dislexia forma parte del grupo de trastornos del aprendizaje, concretamente un trastorno de la lectura (DSM V, 2014), que implica disminución sustancial en el rendimiento de la lectura en relación a lo esperado según la edad cronológica de la persona. La neuropsicología define la dislexia como un trastorno del neurodesarrollo que implica dificultad en el aprendizaje de la lectura, en el que las estructuras neurocerebrales implicadas son la vía fonológica-giro angular y la vía léxica-giro fusiforme (Pinel, 2004; López, 2015).
Este trastorno crónico se caracteriza por distorsiones, sustituciones, omisiones y lentitud de ejecución durante la lectura oral. La comprensión del texto leído resulta problemática durante la lectura en voz alta y en la lectura para uno mismo o silenciosa.
El punto de vista de las asociaciones internacionales amplía o matiza la definición de la dislexia. Así la Asociación Internacional de la Dislexia la define como un trastorno del aprendizaje del lenguaje. Según esta asociación, la dislexia aúna un conjunto de síntomas que dificultan las habilidades lingüísticas además de la lectura, como pueden ser la ortografía y la expresión escrita. Por su parte, la Asociación Europea de Dislexia, la define como una dificultad en la adquisición de la lectura, la ortografía y la escritura a partir de dificultades neurológicas relacionadas con el procesamiento fonológico, la memoria de trabajo, la denominación rápida, la secuenciación y la automatización de la habilidad lectora (López, 2015).
La dislexia tiene una alta comorbilidad, es decir, es frecuente que se presente conjuntamente con otros trastornos, entre ellos el TDAH y el Trastorno del Cálculo o Discalculia. Precisamente por ello, y aunque no se debe afirmar un diagnóstico de dislexia antes de los 7 años, el diagnóstico precoz ayuda a implementar una intervención eficaz, por ello es importante consultar a un profesional de la psicología para poder actuar con prontitud.
El diseño de esta intervención ha de estar realizado de forma personalizada. Las diferencias intraindividuales han de constar en la implementación del diseño debido a que la dislexia está influenciada por factores genéticos y también ambientales que actúan en la expresión inicial y en la evolución del trastorno.
Intervención en la infancia y la adolescencia
Es importante tener en cuenta que los niños, niñas y jóvenes disléxicos, cuando no existe la confluencia de otro trastorno diagnosticado, disponen de la misma capacidad que cualquier otra persona de su edad para el aprendizaje, la diferencia está establecida en la forma que los primeros han de utilizar para acceder a los conocimientos. Ayudar a superar el obstáculo que supone la dislexia a este colectivo supone un arduo trabajo de psicoeducación destinado a ellos mismos y a sus padres, pero también implica una labor en sincronía con sus profesores.
Desde el punto de vista pedagógico la intervención más temprana está dirigida a que el niño optimice la consciencia fonológica a partir del ejercicio continuado de la asociación de sonidos y letras. Para esta práctica es relevante la ayuda de juegos y programas de ordenador diseñados para tal efecto.
Así el programa de intervención ha de incluir un conjunto de actividades destinadas a potenciar fortalezas y optimizar puntos débiles en referencia a la lecto-escritura y a otros aspectos generales, y también acciones destinadas a mejorar la autoestima y generar fuerza motivacional extrapolable a su actividad general.
En el caso de los adolescentes, la mejora de la autoestima es un punto crucial ya que durante esta etapa del desarrollo es el camino hacia la interiorización de los conocimientos, la autorregulación de los propios procesos cognitivos y la interiorización asertiva de la percepción sobre la propia identidad y del rol que uno mismo desarrolla en relación a los demás, según sea esta percepción así será el desarrollo social del joven (Moreno, 2002). Cuando los adolescentes no consiguen una percepción de si mismos compatible con el entorno pueden verse inmersos en un proceso personal que conlleve aislamiento, estado psicológico negativo, resistencia a planificar su futuro, rechazo al estudio y rechazo a los valores que su entorno familiar y social pretenda transmitirle.
Por lo tanto para conseguir superar el obstáculo de la dislexia es necesaria una intervención que incluya ejercicio de lectura y escritura relacionado con contenidos que resulten interesantes para generar motivación intrínseca en el alumno.
Todo ello ha de contar, tanto en la infancia como en la adolescencia, con la adecuación de las aulas en el sentido que seran necesarios cambios en relación a valorar la cantidad de trabajos presentados de forma escrita, tiempo para realizar exámenes y formato de éstos, utilización de tecnología para compensar los déficits, adecuar la expresión escrita de enunciados, tener en cuenta la motivación intrínseca que supone el refuerzo positivo y respetar siempre el área de confort psicológico del alumno para evitar dañar su autoestima y toda posible aparición de sintomatología psicológica negativa.
La dislexia adquirida
La neuropsicología habla de la dislexia adquirida causada por lesiones cerebrales en personas que ya saben leer (Carlson, 2005). Entre este tipo de dislexias, este autor, destaca:
- La dislexia superficial, relativa a la dificultad para leer palabras de ortografía extraña siguiendo el procedimiento de palabra global pero en cambio no se tiene problema para realizar una lectura de los fonemas.
- La dislexia fonológica implicar leer sin problemas las palabras conocidas, pero dificultad con palabras desconocidas o palabras vacías pronunciables.
- La dislexia para la forma de las palabras, o dislexia de deletreo, se caracteriza por poder leer una palabra después de haberla deletreado.
- La dislexia directa implica poder leer las palabras en voz alta aunque sin comprenderlas.
De forma similar al caso de la dislexia en la etapa del desarrollo, la dislexia adquirida precisa de una intervención centrada en la motivación continuada mediante el refuerzo positivo, como puede ser acabar siempre las sesiones con una tarea exitosa, consolidar los avances y evitar retroceder, ya que un retroceso podría implicar frustración.
La parte pedagógica implicaría trabajar los diferentes mecanismos integrantes de la lecto-escritura:
- Comprensión oral: léxico auditivo, sistema semántico.
- Lectura: Análisis visual, léxico visual, conversión grafema-fonema.
- Escritura: Léxico ortográfico, almacenamiento memorístico de grafemas, conversión de fonema-grafema.
Estudios realizados sobre la plasticidad neuronal indican el papel relevante de ésta, es decir la capacidad que tienen las neuronas para optimizar su funcionamiento mediante una continua remodelación, para ayudar a superar las deficiencias relacionadas con la dislexia (Pinel, 2004; López, 2015).
La práctica continuada de la lectura y la escritura son necesarias para generar la plasticidad neuronal; por ello las intervenciones para superar la dislexia adquirida, de la misma manera que en la dislexia del desarrollo, se han de basar en esta práctica. La persona disléxica necesita desarrollar herramientas afines a sus características individuales para lograr un aprendizaje constructivo, por ello la intervención en el caso de la dislexia adquirida se basa en los preceptos de la estimulación cognitiva.
En relación al proceso de rehabilitación en si mismo, el papel del terapeuta y de los familiares coterapeutas implica favorecer la interiorización de los aprendizajes adquiridos hasta conseguir la automatización de las acciones aprendidas. Es importante administrar ayuda en caso de errores y/o olvidos y proporcionar refuerzo positivo ante los logros (Muñoz y Tirapu, 2008).
Si, según Pozo (2011), el reto del aprendiz es convertir los conocimientos adquiridos en instrumentos de transformación de sí mismos, en el caso de las personas con dislexia es necesario que el entorno, que les proporciona la información que han de gestionar, se adapte a una nueva forma de concebir la transmisión de información, pues la forma tradicional (que ya habían sido utilizadas en el caso de las personas con dislexia adquirida) no responde ahora a las necesidades de este colectivo.
En conclusión, el objetivo final es ayudar a aumentar el rendimiento en el proceso de lecto-escritura y que la persona pueda desarrollar todo su potencial a pesar del obstáculo que supone la dislexia. Es importante tener en cuenta que en el caso de la dislexia adquirida la rápida actuación rehabilitadora y el apoyo por parte del entorno familiar son factores que pueden ser determinantes para conseguir el objetivo.
En el caso de la dislexia del desarrollo, el diagnóstico precoz es un factor relevante, así como la implicación familiar y del entorno escolar. Como ya se ha precisado, los niños, niñas y jóvenes disléxicos disponen de la misma capacidad que cualquier otra persona de su edad, la diferencia está establecida en la forma de acceder a los contenidos que forman parte de su aprendizaje. Con el apoyo del entorno y una intervención adecuada los estudiantes disléxicos pueden superar el obstáculo de la dislexia para conseguir muchas de las metas que se propongan.
Maria Victorina Arrabal Martín
Graduada en Psicología
Colaboradora de Dependentia
Bibliografía
American Psychiatric Association (2014). DSM V . Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson.
Carlson, N. (2006). Fisiologia de la conducta. Madrid: Pearson
López, A. (Coord).(2015). Dislexia: un enfoque teórico-práctico. Todos estamos implicados. Barcelona: Horsori Editorial.
Moreno, A. (Coord.).(2002). Psicologia del Desenvolupament II. Barcelona: FUOC.
Muñoz, J.M. i Tirapu, J. (2008). Rehabilitación Neuropsicológica. Madrid:Síntesis.
Pinel, J. (2001). Biopsicologia. Madrid: Pearson
Pozo, J.I. (2008). Aprendices y Maestros. Madrid: Alianza