La pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve un dato que ya era conocido: en España hay una gran falta de personal de enfermería. Pero no es una situación exclusiva de nuestro país, como lo muestran los datos: en Europa hay una media de 9 profesionales por cada 1.000 habitantes, mientras que en Cataluña es de 6,2, un poco por encima de la media española que está en 5,9. Hay comunidades que están mucho mejor, como Navarra (8,6) o Euskadi (7,5). En todo caso, está claro que los 45.809 profesionales que ejercen en Cataluña no son suficientes en condiciones normales. Y mucho menos en época de pandemia.
El personal de enfermería es básico en el proceso de cuidados dentro de un hospital, pero también en la asistencia primaria. Su labor complementa el trabajo de los médicos y contribuye a una mejor recuperación de los pacientes. Además, los departamentos de enfermería son claves en la sectorización de los espacios de atención y cuidados, la coordinación de las visitas y el control de una correcta desinfección. Para llevar a cabo todas estas tareas en los centros sanitarios y hospitalarios catalanes, hacen falta, según los sindicatos, unos 23.000 profesionales más, o sea un tercio de los que ahora están ejerciendo.
Causas de este déficit
Ante este panorama, la pregunta es obvia: ¿por qué no tenemos todas las enfermeras y enfermeros que necesitamos? Y la respuesta tiene que ver sobre todo con las condiciones laborales y la enorme presión asistencial a la que está sometido el colectivo. Un cóctel que provoca la fuga de profesionales muy capacitados y mejor valorados en otros países. En 2013, el año más negro en esta tendencia, casi 3.000 enfermeras hicieron las maletas y no han vuelto.
Y contratar profesionales de otros países, además de rayar lo absurdo, tampoco es una solución fácil. La homologación del título es lento y farragoso y muy a menudo se tiene que complementar con cursos en universidades catalanas. El resultado es, pues, que la fuga es rápida y masiva y, en cambio, las llegadas son lentas y en cuentagotas.
Una fuente de conocimiento
La enfermería es el colectivo de profesionales que está al pie de la cama de los pacientes en condiciones normales y en la primera trinchera durante una pandemia. Pero no es sólo eso. Es un colectivo con enormes conocimientos que a menudo ponen al servicio de la docencia y de la investigación. Los datos que recogen a pie de cama son muy útiles para trabajos sobre cronicidad, salud mental, curas sociales y emocionales, adherencia a los tratamientos o pautas de recuperación, entre otros.
Pero a pesar de eso, el 92% de los profesionales no tiene ninguna especialidad reconocida, aunque son muy expertos en su campo. No es lo mismo ser enfermera de familia, que de curas intensivas o de salud mental. Sólo las comadronas tienen un ámbito específico reconocido. Y esto también contribuye a que el colectivo no tenga el reconocimiento profesional que necesitamos para un buen funcionamiento de la sanidad.
Desde Dependentia hace mucho tiempo que ofrecemos servicios de outsourcing de profesionales sociosantiarios para centros residenciales y clínicas, y hemos dado soluciones a medida a más de 50 centros en los últimos años, y también hemos notado esta gran dificultad de encontrar profesionales de enfermeria, pero seguimos esforzándonos a diario para dar servicio a nuestros centros y apoyo para resolver sus problemas de personal.