¿Sabías que en España hay 2.5 millones de personas con discapacidad reconocida igual o mayor al 33%? De éstas, 1 de cada 4 personas en edad para trabajar tiene empleo y casi el 13% se encuentra en la franja de riesgo y exclusión social.
La discapacidad hasta el día de hoy ha sido y es un tema muy controvertido, pues siempre se ha percibido como algo negativo y problemático para la sociedad, tratando a las personas con discapacidad como seres inferiores, en las cuales no se les conoce por sus características como personas, sino por las que la incapacitan, obviando sus capacidades y siendo reducidas a atributos negativos. Si uno piensa en una persona discapacitada puede pensar en alguien que va en sillas de ruedas, una persona que no puede ver o bien en una persona que tiene un nivel intelectual bajo. Pues, ?qué pasaría si cogiésemos a una persona “normal” entendiendo el concepto normal como normativo (no como un atributo cualitativo), que vive en Barcelona y la dejáramos en el desierto del Sahara? ¿Seguiría siendo una persona capacitada o discapacitada? Pasaría a ser una persona discapacitada ya que no está preparada para vivir en ese entorno aun conservando todos los atributos dentro de la normalidad, por lo que el contexto y el entorno juegan un papel fundamental en el que puede determinar o favorecer que una persona aun teniendo una diversidad funcional pase a ser discapacitada a capacitada y es por ello que tenemos que trabajar para crear entornos adaptados a todo el mundo.
El Movimiento de Vida Independiente (MVI) nace en Estados Unidos en los años 60 en una época donde surgieron muchas luchas de carácter social, como por ejemplo los derechos civiles de los afro-americanos. El MVI pretendía y pretende denunciar situaciones de discriminación y vulneración de derechos de las personas con diversidad funcional. El lema principal de su filosofía es: ¡Nada sobre nosotrxs sin nosotrxs!
Trabaja sobre cuatro pilares principales:
- Toda vida humana tiene el mismo valor.
- Libertad de poder elegir.
- Control sobre la vida propia.
- Derecho a participar en la sociedad.
El principal reto que ha tenido y sigue teniendo es poder dar respuesta a la pluralidad del colectivo al que va dirigido. Respecto a la libertad de poder elegir se refiere en su totalidad: accesibilidad al transporte, a la propia vivienda y a la posibilidad de utilizar ayudas técnicas.
En dicho movimiento resalta la figura del asistente personal, que es una figura importante en la vida del que la demanda, pues defiende que estos profesionales han de ser regulados y controlados en su formación y en el acceso a la profesión por las autoridades públicas. Por otro lado, defiende que la persona con una diversidad funcional tiene el derecho a elegir la persona a la que se vaya a contratar, sea alguien de su agrado y que bajo su propio criterio tiene las características adecuadas para poder cubrir las ayudas y atenciones que se pueda necesitar.
El propio Movimiento de Vida Independiente ha realizado varios estudios económicos en los que se demuestra que la contratación de un asistente personal favorece la autonomía de la persona que lo contrata y que no es más caro que el modelo residencial, que es el más habitual.
Como podemos ver el Movimiento de Vida Independiente apuesta por un modelo social , alejándose del modelo médico que es el que predomina actualmente, ya que este último considera la discapacidad como un problema que pertenece a la persona y que ésta es la que se debe preocupar.
Un ejemplo seria el de una persona que va en silla de ruedas y no puede acceder a un edificio a causa de las barreras arquitectónicas. El problema se encuentra en la propia silla de ruedas y no en el edificio que ha sido diseñado para que haya una accesibilidad para todos. Por otro lado, el modelo social considera que el problema no está en la silla de ruedas sino en los escalones que incapacitan a la persona. Considera que la sociedad es quien discapacita a las personas ya que a la hora de diseñar, se piensa en satisfacer las necesidades de las personas sin discapacidad. Por tanto, desde dicho modelo la sociedad es quien tiene el poder para reducir e incluso eliminar algunas barreras discapacitantes, haciendo que personas que presentan alguna disfuncionalidad no se vean discapacitadas.
A modo de reflexión junto con lo que propone el MVI, hay una necesidad de romper con la palabra normal y la palabra discapacitado, debido a que esto provoca en la sociedad la creación de dos grupos. Uno formado por aquellas personas normales y otro grupo minoritario que está formado por los discapacitados. Este segundo grupo viene condicionado por una etiqueta con un significado negativo, haciendo que su valor como persona se vea mermado y que sus discapacidades se vean en alza obviando sus capacidades.
De esta manera, el grupo de los discapacitados se ve desplazado como personas indefensas y dependientes de la sociedad, creando un mayor distanciamiento entre ambos grupos. Por tanto, la finalidad que tiene el MVI es defender y centrarse en las capacidades de las personas que presentan alguna diversidad funcional (el MVI defiende cambiar el término personas con discapacidad por diversidad funcional, por el efecto perceptivo negativo que produce la palabra discapacitado, para ampliar información recomiendo leer nuestro artículo sobre lenguaje y discapacidad), puesto que el hecho de tener un funcionamiento diferente no significa que no tengan capacidades.
Obviamente no hay que dejar de lado las discapacidades, pero no ha de ser el plato principal. Centrarse en las capacidades también significa empoderar a la persona para que pueda tomar las decisiones por ella misma, esto se traduce en una apuesta por la autonomía de las personas.
Jordi Quintanilla
Equipo Dependentia