Las fiestas de Navidad tienen dos caras: por un lado, son un momento de encuentro de las familias, que quizás hace tiempo que no se ven, y por otro son la expresión máxima del consumismo. Los valores de una y otra no concuerdan mucho y deberíamos encontrar la manera de que pasar tiempo en familia no vaya acompañado de comprar cosas en exceso. El planeta nos lo agradecerá. Porque cada compra tiene su impacto.
¿Y cómo podemos celebrar una Navidad más sostenible y responsable? ¿Una Navidad en la que la huella ambiental sea la mínima posible? Pues los expertos recomiendan este decálogo:
- – Optar por productos de comercio justo. Son productos elaborados con criterios de sostenibilidad y respeto a los derechos humanos. Si se trata de ropa, no hay que olvidar que la industria de la moda es la segunda que más contamina a nivel planetario.
- – Elegir el comercio del barrio. Esto contribuye a la economía local, en detrimento de los grandes gigantes de la distribución, que comportan una gran huella ambiental.
- – Hacer uso de la banca ética. Son entidades que destinan sus beneficios a generar impacto social y ambiental.
- – Optar por los juguetes no sexistas. Los coches para los niños y las cocinitas para las niñas son un patrón de género que deberíamos desterrar. Al igual que con el color rosa y el color azul.
- – Evitar los juguetes bélicos. Fomentan la competencia, el concepto de superioridad y el enfrentamiento entre niños. Siempre es mejor regalar juegos sencillos y tradicionales.
- – Regalar experiencias. Una aportación solidaria, entradas para un acto cultural, apadrinar a una mascota, compartir una actividad, regalar tiempo…
- – Movernos de forma sostenible. ¿Podemos ir a visitar a la familia prescindiendo del transporte privado? Pues hagámoslo. Por el bien del planeta y, al fin y al cabo, por nosotros.
- – Felicitaciones electrónicas. El papel también tiene su huella ambiental, por lo que es mejor no abusar.
- – Planificar para no tirar. La Navidad también es sinónimo de comilonas sin medida. Y esto provoca a menudo que tengamos que tirar comida. Para evitar este desperdicio, es necesario planificar bien las comidas y racionalizar las compras.
- – Reutilizar y reducir. A la hora de hacer el pesebre o montar el árbol de Navidad. Reutilizar ornamentos del año anterior, por ejemplo, y evitar el uso de plásticos.
Fiestas inclusivas
Este decálogo también es válido a la hora de preparar una Navidad inclusiva con las personas dependientes. Muchos ayuntamientos ya tienen en cuenta, cuando preparan las actividades de estas fiestas, de tratar de que sean aptas también para las personas que sufren algún grado de discapacidad y que se sientan cómodas. Las propuestas son múltiples y variadas y tienen como objetivo que todos podamos celebrar la Navidad, sin que nadie sea discriminado.
En el ámbito familiar, la Navidad es un momento de encuentro y muchas comidas se acaban con algún juego de mesa. Si hay algún miembro con discapacidad funcional, podemos optar por un juego que sea apto para ellos, como los que se basan en la mímica o los dibujos. También hay aplicaciones que permiten aprender de forma divertida la lengua de signos, como puedes descubrir aquí.
Si sus hijos tienen algún problema de carácter intelectual, quizá les suponga todo un reto abrir los regalos si vienen envueltos en papel de colorines. En este enlace, podéis encontrar algunos trucos para que les sea más fácil y adaptar la apertura de regalos a su ritmo. Y éste es otro blog interesante con propuestas para conseguir unas fiestas más inclusivas.
Con la pandemia de Covid-19 que llevamos viviendo desde hace casi dos años, se han popularizado muchos canales de comunicación a distancia, como las videoconferencias, que nos permiten estar un poco más cerca de familiares y amigos cuando hay confinamientos o restricciones para viajar. Y estas herramientas también pueden sernos muy útiles durante estas fiestas si nos es imposible desplazarnos, ya sea por restricciones o por prudencia. En el caso de personas dependientes, son buenas también para reforzar los lazos y sustituir el reencuentro físico.