26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos. Esto es nuestro pie, una de las partes más importantes de nuestro cuerpo, aunque no lo parezca. Los pies son nuestra base de apoyo, permiten que nos mantengamos de pie y son el principal elemento que nos permite caminar de forma bípeda. Por eso es primordial cuidarlos a cualquier edad, pero sobre todo cuando nos hacemos mayores.
Todos estos huesos, articulaciones y músculos encajan a la perfección, pero no siempre funcionan como toca. Si nuestra pisada no es correcta, si tenemos alguna malformación, por pequeña que sea, o arrastramos algún defecto postural, todo esto nos puede provocar lesiones en otras partes del cuerpo, como las piernas, las rodillas o, sobre todo, la espalda, que puede desencadenar en problemas en el resto del cuerpo en general.
Visitar el podólogo
El podólogo o podóloga es el especialista médico que cuida los pies. Son los responsables de detectar las malformaciones o lesiones que tengamos e incluso son capaces de prever determinadas enfermedades antes de que se hagan evidentes otros síntomas, como la diabetes, la artritis o problemas circulatorios.
Por eso, conviene visitar el podólogo de forma regular, que nos ofrecerá las soluciones más adecuadas:
- Quiropodia. Corte terapéutico de las uñas, eliminación de callosidades y callos, tratamiento de los juanetes…
- Deformidad de las uñas. Para evitar que crezcan de forma anormal y se claven en la carne, algo que provoca mucho dolor e impide caminar de manera correcta.
- Análisis de la marcha. Estudio de nuestra forma de caminar para proponer, si es necesario, soluciones para corregirla.
- Plantillas. En caso necesario, si la estructura del pie o de la pierna así lo aconseja.
- Afecciones dérmicas. Como hongos, papilomas y pie de atleta.
La lista de tratamientos podológicos es larga y todos tienen como objetivo que nuestros pies sigan siendo los más funcionales posibles.
Los pies de la gente mayor
Cuidar los pies es importante a cualquier edad, pero aún más en el caso de la gente mayor y de personas con cierto grado de dependencia que tienen muy complicado hacerse ellas mismas algunas de las acciones más básicas, como cortarse las uñas o lavarse los pies. Pero si esto no se hace de forma regular, puede acabar siendo aún más perjudicial, porque puede empeorar los problemas de movilidad que se puedan tener.
Por eso, desde Dependentia ofrecemos un servicio podológico a domicilio para aquellas personas que lo necesiten. Nuestros podólogos y podólogas están preparados para tratar prácticamente todas las patologías que pueden afectar a los pies, como las alteraciones en la piel -callosidades, durezas…- o las alteraciones de las uñas, además de analizar otros problemas que se puedan detectar.