La jubilación es un momento crucial en la vida de cualquier persona. Dejar de trabajar puede ser uno de los cambios más repentinos y con mayor impacto que se sufren a lo largo de la vida. El ritmo diario cambia radicalmente y de repente hay que redefinir prioridades, tiempo y objetivos.
Los profesionales que trabajan con personas jubiladas o a punto de jubilarse saben que no todo el mundo se toma esta nueva etapa por igual. El psiquiatra Bartolomé Freire, especialista en Psicoterapia, ha identificado cinco tipos de jubilados en función de cómo afrontan esta transición:
1. Los atareados: siempre ocupados
Los jubilados atareados encuentran en sus nuevas rutinas una forma de mantenerse activos y ocupados. Así como antes el trabajo ocupaba gran parte de su tiempo, ahora llenan las horas con actividades, a menudo relacionadas con labores de voluntariado, actividades comunitarias o hobbies que habían dejado de lado durante su vida laboral. Son personas que no pueden concebir un día sin metas o compromisos. Pero también deben vigilar no caer en el estrés o el cansancio.
2. Los disfrutadores: la alegría de vivir
Los disfrutadores consideran la jubilación como un premio a toda una vida de trabajo. Quieren disfrutar del tiempo libre y suelen dedicarse a viajar, a la gastronomía, al ocio o compartir momentos con la familia y los amigos. Este perfil es característico de las personas que saben vivir el presente y valorarlo cada momento. Son un ejemplo de cómo sacar partido a esta etapa vital, ahora bien, deben planificar bien sus recursos, tanto económicos como personales.

3. Los sosegados: paz y serenidad
Aprovechan esta etapa para gozar de la calma y la tranquilidad. A menudo prefieren actividades sencillas como leer, cuidar el jardín o pasear. Valoran la serenidad y encuentran placer en pequeños detalles del día a día. Aunque no suelen buscar grandes aventuras, son un ejemplo de equilibrio y aceptación. Sin embargo, es necesario vigilar que esta actitud no derive en aislamiento social.
4. Los exploradores: una nueva aventura
Viven la jubilación como una oportunidad para reinventarse. Suelen buscar nuevos desafíos y aprender cosas nuevas, como por ejemplo estudiar, practicar nuevos deportes o implicarse en proyectos culturales. Este grupo es un claro ejemplo de que nunca es tarde para descubrir y evolucionar. Pero es importante que planifiquen cuidadosamente sus objetivos.
4. Los perdidos: cuando la jubilación va cuesta arriba
Para estas personas, dejar de trabajar puede suponer una pérdida de sentido vital. Se encuentran desorientados y con dificultades para adaptarse a la nueva realidad. A menudo, son personas que habían vinculado demasiado su identidad al trabajo y que ahora se encuentran con un vacío emocional. Para ellos, es fundamental buscar ayuda, sea de amigos, familiares o incluso profesionales, para encontrar nuevas motivaciones y reconstruir una rutina que les aporte satisfacción.
Con el alargamiento de la esperanza de vida, la jubilación ya no es necesariamente la etapa final. Por el contrario, puede ser un momento lleno de oportunidades si se vive con conciencia y planificación. La clave es encontrar el propio camino y disfrutarlo. Y tú, ¿qué tipo de jubilado eres o te gustaría ser?