Si pensamos en lo que somos puede ser que nos definamos según nuestra profesión, según nuestra personalidad, de dónde venimos o con quien nos relacionamos; lo que está claro es que sea cual sea nuestro criterio para definirnos, somos quien recordamos que somos, es decir, lo que tenemos en nuestra memoria. La terapia de reminiscencia tiene como objetivo mantener la identidad personal del paciente haciéndole recordar su pasado y hechos personales a través de imágenes, objetos, vídeos y estímulos que resulten familiares para la persona.
La memoria es fundamental para poder llevar una vida de calidad e independencia pero, por desgracia, esta función es una de las que se ve afectada más frecuentemente en la personas mayores. De hecho, según Pedro-Cuesta et al. (2009), la prevalencia del deterioro cognitivo leve (DCL) y las demencias es de un 10% en personas mayores de 65 años, y esta prevalencia va aumentando con la edad (Citado en Domènech y Rivero). Cabe destacar que la causa de demencia más frecuente es la enfermedad del Alzheimer que, tal como han estudiado Gascón-Bayarri et al. (2007), representa entre el 65% y el 80% de casos de demencia (Citado en Domènech y Rivero).
La gravedad de esta enfermedad no se debe sólo a la pérdida de la memoria, sino que se trata de una enfermedad neurodegenerativa que, inicialmente, acostumbra a manifestarse con una pérdida de memoria, en especial de los hechos recientes, que suele durar meses o años y, posteriormente, las dificultades se extienden afectando a otras funciones cognitivas (apraxias, dificultades en la planificación, en la semántica, etc.) y en la realización de otras actividades más instrumentales como utilizar el teléfono, cocinar o ir a comprar. En las últimas fases de la enfermedad incluso se manifiestan cambios en el comportamiento que se observan en forma de apatía, depresión, agitación y/o agresividad.
Debido a la importancia y la elevada prevalencia de estas enfermedades, se ha investigado mucho acerca de métodos para paliar los efectos y retardar el máximo posible la aparición de la enfermedad. En este contexto es donde aparece la Terapia de Reminiscencia (TR) definida por Wood, Portnoy, Head y Jones (1992) como “un recuerdo verbal o silencioso de los sucesos de la vida de una persona, ya sea sola, o con otra persona o grupo de personas” (Citado en Domènech y Rivero). Esta terapia, en un principio, se creó para personas con un envejecimiento normal con el objetivo de que pudieran ordenar mejor sus recuerdos y, por tanto, facilitar su día a día.
TERAPIA DE REMINISCENCIA: LA IMPORTANCIA DE NUESTROS RECUERDOS
Este tipo de terapia se incluye dentro de las técnicas de estimulación cognitiva en demencias. Se trata de técnicas que se basan en la realización de ejercicios que tienen el objetivo de fortalecer las funciones cognitivas, se acostumbran a hacer en grupo y requieren un feed-back por parte de la persona tratada para ver que la técnica está resultando efectiva. En concreto, en la Terapia de Reminiscencia el objetivo es mantener la identidad personal del paciente haciéndole recordar su pasado y hechos personales a través de imágenes, objetos, vídeos y estímulos que resulten familiares para la persona. Se trata de potenciar aquella parte de la memoria que se ve menos deteriorada, es decir la remota, ya que si pretendemos hacer recordar a la persona afectada hechos actuales, no conseguirá recordarlos, se frustrará y empeoraremos tanto su situación como la de su familia al ver que no puede recordar las cosas.
Tal como hemos dicho, la familia es un aspecto muy importante en este tipo de casos, por este motivo se acostumbra a introducir a los familiares de la persona afectada en la Terapia de Reminiscencia. De esta manera se facilita que la persona pueda recordar su identidad y sus hechos del pasado y, además, también resulta muy reconfortante para los familiares ver que su pariente no lo ha olvidado todo y que, a pesar de la enfermedad, sigue siendo la misma persona.
En definitiva, se trata de mejorar la calidad de vida tanto de la persona afectada por la enfermedad como de la familia que sufre en segundo término. Por este motivo, mejorando la memoria aumenta la capacidad de socialización y de interés de la persona de manera que se facilita que pueda haber conversación, evitando la frustración y aumentando la satisfacción personal, la autoestima y el bienestar en general.
NUEVAS INICIATIVAS EN TERAPIA DE REMINISCENCIA
En este marco, la Fundación Salud y Envejecimiento (FSiE) de la UAB, desde la Investigación y la Consultoría de Proyectos de Envejecimiento, ha desarrollado un Toolkit sobre Reminiscencia, llamado “REMI”, como un conjunto de herramientas para asesorar y facilitar el trabajo de los/las profesionales que llevarán a cabo una intervención psicosocial basada en reminiscencia con personas mayores.
Este programa está pensado para profesionales del ámbito del envejecimiento y para aquellos que trabajan en psicogerontología, en el que también participa la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (ACRA), como socia colaboradora en su plan de desarrollo y difusión en Catalunya.
Dependentia, junto con ochenta y una empresas más, está participando en este programa REMI realizando acciones de diferentes colectivos y poblaciones para poder ofrecer a las personas mayores un recurso que ayude a mantener aquello tan importante como es el recuerdo de toda una vida.
Elena García
Quique Gómez
Quique Gómez
Equipo de psicología – Dependentia