La Ley de Dependencia ayuda a personas mayores dependientes, personas con diversidad funcional física o intelectual, y también a niños menores de 3 años con problemas de dependencia. Estos son sus principales servicios.
La Ley de Dependencia nació para prestar atención y ayuda a personas que, por diferentes motivos, no pueden realizar con autonomía las actividades básicas del día a día, como moverse, realizar tareas domésticas fáciles o cuidarse.
Para adecuar cada prestación, se establecen los siguientes grados de dependencia:
Grado I o Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda al menos una vez al día para hacer actividades básicas de la vida diaria, o necesita ayuda intermitente o limitada para mantener su autonomía personal.
Grado II o Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda dos o tres veces al día, pero no requiere la presencia permanente de una persona cuidadora o ayuda extensa para mantener su autonomía personal.
Grado III o Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda varias veces al día, y debido a una pérdida total de autonomía física o mental, requiere la presencia indispensable y continua de otra persona para mantener su autonomía personal.
La Ley de Dependencia está destinada, por tanto, a personas mayores dependientes, personas con diversidad funcional física o intelectual, y también a niños dependientes. Esta ley proporciona servicios, a través de centros públicos o privados, para mejorar la vida de las personas dependientes.
Además, también puede ofrecer prestaciones económicas para promocionar la autonomía de adultos y niños dependientes en función de su grado de dependencia.
Quién puede beneficiarse de la Ley de Dependencia
Para poder solicitar las prestaciones de la Ley de Dependencia hay que cumplir los siguientes requisitos:
- Ser declarado persona dependiente por el órgano correspondiente en cada comunidad autónoma.
- Ser español.
- Haber residido en territorio español durante cinco años, de los cuales dos serán inmediatamente anteriores a la fecha de la solicitud de servicios y ayudas. En el caso de los niños menores de 5 años, este periodo de residencia se le exigirá a su tutor legal.
Si la valoración es positiva, se llevará a cabo un Programa de Atención Individualizado (PIA) por parte de un profesional municipal, donde se asignarán los servicios adecuados dependiendo del caso (servicio de atención domiciliario, teleasistencia, etc.) y de la situación social de cada persona.
La Ley de Dependencia para niños y bebés
Los niños menores de 3 años con problemas de dependencia, como los bebés prematuros, están protegidos por esta ley. En los recién nacidos prematuros, uno de los baremos más importantes que hay que tener en cuenta es el peso al nacer.
En otros casos de dependencia, como menores con discapacidad, debe establecerse la ayuda según los grados de dependencia establecidos. Es importante tener en cuenta que los niños y niñas de menos de 3 años tienen una escala de valoración distinta a la de jóvenes y adultos.
En resumen, la Ley de Dependencia establece diversas ayudas y servicios para los niños pequeños y con menos de 3 años que sean dependientes. Así, se puede solicitar tanto servicios de atención como prestaciones económicas. Algunas de las más demandadas son:
- Ayuda a domicilio
- Prestación económica vinculada al servicio
- Prestación económica para cuidados en casa y apoyo a cuidadores no profesionales
Además, la Ley de Dependencia contempla un Plan Integral de Atención para los menores de 3 años. Con este programa se fomenta que las administraciones públicas refuercen la atención temprana y rehabilitación de las capacidades físicas, mentales e intelectuales de los niños dependientes.
Finalmente, también cuenta con un plan de seguimiento por parte de los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Precoz (CDIAP).
La prestación económica vinculada a las personas (PEV)
La prestación económica vinculada a las personas, popularmente conocida como la PEV, es una ayuda que se otorga desde Servicios Sociales a las personas que tienen un grado de dependencia o alguna limitación en las actividades comunes del día a día.
Aunque, popularmente, existe la creencia de que está pensada únicamente para personas mayores, esto no es cierto. En realidad, esta ayuda económica está destinada a cualquier persona con discapacidad física o cognitiva, independientemente de su edad.
Además, las familias con carga familiar y con hijos con dificultades tanto físicas como cognitivas y personas que tienen un riesgo social también pueden ser beneficiarias de esta ayuda económica.
Para tramitar la PEV hay que:
- Dirigirse a Servicios Sociales.
- Presentar la resolución del grado de dependencia que se ha recibido.
- Tramitar la prestación con la empresa de atención a domicilio pertinente.
- La trabajadora social asignada solicitará el “Documento C” con los datos del usuario y las horas correspondientes al grado de dependencia (I, II o III) para activar el servicio con la empresa de Atención Domiciliaria.
Para muchas personas, este trámite es un proceso complicado de gestionar. Por eso, Atlàntida Dependencia ayuda a todas aquellas personas dependientes que quieren solicitar la prestación económica vinculada, ofreciendo asesoramiento y explicándoles cómo realizar cada trámite con los Servicios Sociales.
En Atlàntida Dependencia sabemos que para hacer fácil la vida de las personas con dependencia es importante ofrecer soluciones integrales que vayan más allá de la atención sociosanitaria.