“La logopedia es la disciplina científica y la profesión encargada del estudio, la investigación, la prevención, la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento en todas las áreas de la comunicación humana, lenguaje, habla, voz, audición y funciones orales no verbales, tanto en sus aspectos normativos como patológicos, a lo largo de todo el ciclo vital de la persona, desde el nacimiento hasta la última etapa de la vida.”
Ésta es la definición que hicieron conjuntamente la European Speech and Language Association (ESLA) y el Comité Permanente de Logopedas de la Unión Euroea (CPLOL) en 2013 para definir un conjunto de prácticas encaminadas a garantizar un elemento esencial de la condición humana: la comunicación. A partir de los términos griegos logos -palabra- y paideia -educación-, se bautizó una disciplina que vela por la palabra dicha y escuchada, por el lenguaje, por la voz, por los sonidos y, también, por la correcta deglución.
Funciones de los logopedas
Los logopedas son, pues, los profesionales que evalúan, diagnostican, pronostican y rehabilitan los trastornos del habla, el lenguaje y la comunicación. También evalúan y tratan los trastornos de la deglución. El logopeda también puede intervenir en la prevención y detección precoz de problemas en este ámbito.
Los principales indicadores que aconsejan la valoración por parte del logopeda en niños son:
- No se le entiende cuando habla.
- Se come o añade sonidos.
- Tiene dificultades con algún sonido.
- Se encuentra afónico con frecuencia.
- Tartamudea.
- Dice que no oye bien.
- Habla poco o nada.
- Presenta cambios muy drásticos en la voz.
- Tiene una alteración en el desarrollo del lenguaje.
- Sufre dificultades a la hora de escribir o leer correctamente.
La intervención de los logopedas en edad infantil es la más habitual, porque es cuando se detectan los problemas en la comunicación. Pero no es su único ámbito de trabajo, ya que se pueden producir circunstancias sobrevenidas en adultos que pueden requerir la actuación de estos profesionales: intervenciones quirúrgicas en el sistema del habla y la deglución, traumas y accidentes que afectan a este sistema, daños cerebrales, degeneración cognitiva…
Los logopedas tratan los trastornos del desarrollo del lenguaje, de la articulación, la fluidez y el ritmo, los trastornos neurológicos de la voz, las dificultades en lectoescritura, las alteraciones de la deglución… con técnicas y ejercicios adaptados a cada paciente.
Tratamiento individualizado
Por eso, los objetivos de los logopedas no son siempre los mismos y lo primero que deben hacer es un diagnóstico individualizado de cada paciente para determinar qué práctica es la mejor en cada caso. No es lo mismo conseguir que un niño con sordera reconozca y clasifique los sonidos, que enseñar a un profesor u orador cómo respirar y hablar para no perjudicar sus cuerdas vocales o educar a un niño para que reconozca un fonema determinado.
Respecto a los problemas de comunicación sobrevenidos, los logopedas son clave, por ejemplo, en los casos de afasia, cuando una persona pierde su función lingüística a causa de una lesión cerebral. Y también cuando la afectada es la capacidad de leer –alexia– o de escribir –agrafía-. O en los casos de anomía, que es cuando hay problemas con el léxico y cuesta encontrar la palabra correcta.