Aprender a vivir mejor.
Para enfrentarnos a las situaciones de estrés, ansiedad, depresión… es necesario que aprendamos a actuar ante las diferentes situaciones de la vida diaria que afectan a nuestra salud. Sí, efectivamente, es un proceso de aprendizaje el que nos ayudará a mejorar nuestro estado emocional. No es difícil de entender que las personas somos de determinada manera por una serie de aspectos biológicos, genéticos, de salud, etc… pero también por lo que hemos ido aprendiendo durante nuestra vida, que ha ido modelando nuestra personalidad.
Si sufrimos estrés, ansiedad, depresión o frustración, se hace difícil disfrutar de nuestras vidas. A menudo, una parte importante de ese sufrimiento viene marcado por nuestra forma de vida y por multitud de aspectos de nuestro entorno que nos agreden y nos desgastan. Así nos lo confirman los expertos en psicología.
El concepto de personalidad saludable
Las personas tendemos a recordar y a dar mucha importancia a los estímulos negativos de nuestro entorno. Es un mecanismo de defensa. Si algo nos hace daño, lo recordamos de forma intensa para intentar evitar que vuelva a pasar. Si una llama nos quema, tenemos que grabarlo en nuestra memoria para evitar en el futuro volver a quemarnos.
Las cosas positivas que nos pasan también las recordamos, pero a menudo no están presentes de forma fácil, si no que tenemos que esforzarnos para recuperarlas de nuestra memoria.
La personas vivimos las buenas y las malas experiencias en tres niveles o esferas : La personal, la familiar y la social. Todo los que nos pasan está dentro de una de estas esferas, y es importante que tengamos contenido en todas ellas.
Hay que reconocer las cosas agradables de cada esfera y utilizarlas en beneficio de nuestra salud. Es necesario descubrir los aspectos positivos en los tres niveles para mantener un buen equilibrio y apoyarnos en uno o en otro en función de cada circunstancia de nuestra vida.
Una forma de conseguirlo
Aprender una nueva forma de vivir no es fácil, pero siempre es posible. En ocasiones, necesitaremos ayuda para conseguirlo, pero también hay una parte muy importante del proceso que está dentro de nosotros mismos, y tendremos que esforzarnos para conseguirlo.
Imagen: simmbarb |
Un ejercicio que nos ayuda es el siguiente:
- Al final de cada día, apuntar en un papel las actividades agradables del día. No se trata de grandes cosas, sino sencillamente de aquellas pequeñas cosas que nos han sido agradables, que al final de día recordamos de forma positiva.
- A partir de hacer el listado, ya haremos consciente aspectos agradables de nuestra vida que permanecen “olvidados”.
- A continuación valoraremos a qué esfera pertenecen esas cosas agradables.
- Finalmente, utilizaremos esos acontecimientos agradables para “provocarlos” en nuestra vida cotidiana.
A continuación, dedicaremos unos minutos a practicar la relajación, colocándonos en un entorno con estímulos neutros (luz suave, música, temperatura…), practicaremos unos ejercicios de respiración y alguna técnica de relajación.
Si somos disciplinados y dedicamos 10-15 minutos al final de cada día a hacer esto, veremos que poco a poco vamos incorporándolo como un hábito saludable, que nos ayuda a acabar el día de forma correcta y que nos “descarga y nos recarga” para seguir adelante.
Me gusta. Y mucho. Me hace reflexionar que una actitud de constancia y dedicación que nos puede favorecer tanto a cambio de tan poco tiempo se nos olvide con tanta facilidad.
Me ha gustado mucho. Todos tendríamos que dedicar un momento de cada día a reflexionar sobre los puntos positivos y así poco a poco…con constancia poder crear un buen hábito…
Que importante es dedicar un poco de tiempo a cuidarnos y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Pero que fácil es olvidarnos de hacerlo. Gracias por recordárnoslo.
Estoy de acuerdo con los comentarios. Hay cosas muy básicas para nuestra vida y a menudo nos complicamos con aquellas que no lo son tanto y nos hacen infelices