El período de crianza de los hijos e hijas es un tiempo gratificante, de mucha ilusión y de amor. Es una etapa llena de descubrimientos para los niños, que van aprendiendo de forma exponencial todo lo que les servirá en la vida adulta. Pero también está claro que es un período en el que las rutinas que los padres y madres tenían se ven truncadas, porque se van incorporando nuevas, al ritmo del crecimiento de los niños y niñas: alimentación, higiene, educación, deporte, ocio…
En el caso de los niños dependientes, este cambio es aún más evidente, porque muchas veces se trata de niños y niñas que requieren una atención a tiempo completo debido a sus discapacidades psíquicas, físicas o, a menudo, combinadas. Y en estas situaciones, los apoyos externos se convierten en vitales para las familias, especialmente para los padres y madres, que se ven abocados a hacer equilibrios para atender a sus niños mientras tratan de preservar su vida laboral y personal.
Educación. Un proceso relativamente sencillo como elegir la escuela del hijo o hija puede convertirse en un via crucisen el caso de niños dependientes. No todos los centros disponen de los recursos adecuados (profesionales, espacios…) ni están preparados para atender a la diversidad con una perspectiva inclusiva. Hay niños y niñas que deben tener un monitor o maestro a dedicación completa.
Atención sanitaria. No abundan los profesionales especializados en este tipo de infancia, que en muchos casos necesitan un tratamiento individualizado: terapeutas, logopedas, fisioterapeutas… En la sanidad pública, a menudo hay que sufrir largas listas de espera y no todo el mundo está en situación de asumir los gastos de la sanidad privada. Y, como en el caso de la educación, si se vive lejos de las grandes ciudades, la situación empeora.
Ocio y deporte. Los momentos de ocio de los niños y niñas dependientes tampoco son fáciles de llenar por la falta de espacios y profesionales adecuados. Tanto en lo que se refiere a iniciativas destinadas a ellos y ellas de manera específica, como a proyectos inclusivos en los que convivan con niños y niñas sin dependencia.
Todo ello provoca un gran impacto en la vida de los padres y madres. La necesidad de atención constante genera problemas de conciliación de la vida laboral y personal que puede derivar también en problemas económicos: si no se logra una solución adecuada, esto puede comportar la pérdida o reducción del trabajo y la renuncia a promociones laborales, entre otras consecuencias.
Redes de apoyo
Otro reto importante es, sin duda, a nivel psicológico y emocional, esa sensación de sentirse solo delante de una montaña que parece inabarcable. Y en este ámbito son primordiales las redes de apoyo que se ofrecen desde múltiples entidades. Porque el apoyo de la familia (abuelos y abuelas, hermanos y hermanas…) es muy importante, pero no es una ayuda profesional que aporta recursos, espacios de encuentro y asesoramiento en temas clave como los trámites burocráticos que se deben hacer para pedir ayudas, subvenciones y becas más adecuadas. Seguro que los padres y madres, sobre todo si son primerizos, no saben ni por dónde empezar. En el caso de la educación, por ejemplo, se pueden disponer de ayudas como ésta pero es necesario pedirla en el momento que toca.
Las múltiples entidades y organizaciones están enfocadas a hacer frente común para facilitar la vida en la medida de lo posible a estas familias. Y ésta es también la misión de Dependencia, que ofrece múltiples soluciones y recursos adaptables a casi cada necesidad. Desde servicios de atención a domicilio hasta ayudas para el acompañamiento dentro y fuera del hogar. Aquí podéis descubrirlos todos.