La vida después de un trasplante
Desde hace siglos, médicos de todo el mundo son capaces de realizar trasplantes de órganos dañados. Debido a los avances en ciencia, hoy día, gracias a trasplantar esos órganos problemáticos por unos sanos de otra persona, se consigue salvar vidas, o por lo menos alargarlas.
Cuando una persona tiene un órgano dañado, gracias a los avances en ciencia y medicina, puede cambiarlo y recibir ese mismo órgano sano de otra persona para que su organismo siga funcionando correctamente. Es lo que se conoce como trasplante de órgano. Con esta técnica médica se consigue alargar la vida del paciente y mejorar su calidad de vida. Pero para que pueda existir, necesita de la solidaridad de los donantes, ya que sin ellos no hay trasplantes.
Cada 27 de febrero se celebra el Día Mundial del Trasplante, para recordar que con esta intervención se salvan vidas. De hecho, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) explica que, en 2021, se realizaron 139.040 trasplantes de órganos, en los 79 países participantes de su registro mundial, y analiza que el mayor crecimiento se produjo en el trasplante renal de donante vivo, con un aumento del 40,5%.
Por su parte, en 2022, y únicamente en Cataluña, se llevaron a cabo 1.346 trasplantes de órganos en los hospitales catalanes, un 27% más que en 2021. Es decir, en esta región se realizaron 3,7 trasplantes al día, según el balance de resultados de la actividad de donación y trasplantes del año 2022.
¿Cuál es su regulación?
En España, la Ley de Trasplantes es la que regula la donación y el trasplante de órganos. Fundamentalmente, garantiza que nadie puede donar ni recibir un trasplante con otras intenciones que no sea el altruismo, y que todas las personas tienen el mismo derecho y las mismas posibilidades de recibir un trasplante, independientemente del lugar de residencia u otras cuestiones personales.
En este sentido, todo el proceso está cubierto económicamente por el Sistema Nacional de Salud. Este modelo de trasplantes español es un referente en todo el mundo y cada vez son más los países que lo imitan.
¿Se puede trasplantar cualquier órgano?
Existen muchos órganos que se pueden trasplantar, incluso en ocasiones son partes o tejidos del cuerpo. Más allá de la donación de riñones, pulmones, páncreas o hígado, también existe la posibilidad de donar la médula ósea, las córneas, la cara, el pene o las manos. Todas estas partes del cuerpo se pueden trasplantar. Gracias al progreso de la medicina se puede trasplantar no un órgano entero, sino parte de él, para sustituir solo las células dañadas, por ejemplo.
En definitiva, los principales tipos de trasplantes son:
- Trasplante de médula ósea
- Trasplante de tejidos
- Trasplante de órganos
- Trasplante de sangre de cordón umbilical
¿Cómo es el funcionamiento de un trasplante?
Las personas que pueden tener acceso a un trasplante son aquellas que sufren un daño irreversible en alguno de sus órganos y que no pueden curarse con otro tratamiento médico. Los pacientes se incluyen en la lista de espera de órganos y se evalúan individualmente.
Las donaciones de órganos pueden llegar por parte de un donante vivo o bien de una persona que ha fallecido. Las cirugías de trasplante suelen ser complejas y requieren muchas habilidades y equipos médicos especializados, además de tareas administrativas como traslado de órganos, registro, aceptación de la donación, listas de espera… Los criterios fundamentales para garantizar equidad a la hora de recibir un órgano son territoriales y clínicos.
Cómo es la vida después de un trasplante
Uno de los mayores temores de los pacientes a la hora de recibir el órgano de otra persona es que su cuerpo lo rechace. Este rechazo se produce cuando el sistema inmune del paciente diferencia lo propio de lo ajeno. Es decir, si el organismo detecta algo extraño, trata de destruirlo y, en el caso de los trasplantes, el cuerpo reconoce las células nuevas como invasoras. Para prevenir ese posible rechazo, los pacientes deberán tomar medicamentos inmunosupresores que eviten este problema.
Recibir un órgano sano ofrece a los pacientes una nueva oportunidad y, en la mayoría de casos, puede dar nuevas prioridades a su vida. En ocasiones, además, las personas deberán acostumbrarse a algunos efectos secundarios a largo plazo, aunque lo habitual es que desaparezcan con el paso del tiempo.
Las personas que se han sometido a un trasplante deben consultar con el equipo médico su estado de salud siempre que lo crean conveniente y comprender la importancia del tratamiento al que se sometieron. Además, los hábitos saludables, como una dieta saludable, no fumar o no consumir alcohol, deben ser incorporados a su rutina de manera inmediata.
Carles Rabassa
Director mèdic Grup Atlàntida