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Lenguaje de signos, una lección para todo el mundo

La lengua de signos es visual y gestual y cuenta con una gramática propia que permite a las personas sordas expresar sentimientos y opiniones, hablar y participar plenamente en la sociedad.

La sordera es una discapacidad que genera muchos problemas de comunicación y aprendizaje para las personas que la padecen. Las personas sin capacidad auditiva pueden superar estos obstáculos gracias a un lenguaje propio que es más sencillo e intuitivo de lo que la sociedad piensa.

La lengua de signos es la lengua natural de las personas sordas. Se desconoce su origen, pero hay varias teorías que afirman que su aparición es anterior a las lenguas orales, ya en la prehistoria.

Se caracteriza por ser visual, gestual y espacial, y tiene una gramática propia que cumple con las mismas funciones que cualquier otra lengua. Gracias a este lenguaje, las personas con problemas auditivos pueden expresarse entre ellas, y también facilita la comunicación con personas oyentes.

Es decir, la lengua de signos facilita el desarrollo lingüístico, social y afectivo de estas personas y les permite vivir una inclusión social. Aunque la realidad es que, actualmente, es difícil encontrar personas ajenas a la comunidad sorda que manejen este lenguaje.

Rompiendo los tabús

Como muchas lenguas minoritarias, las lenguas de signos han estado mucho tiempo marginadas y relegadas al uso personal. Ahora, su uso trasciende a cada vez más ámbitos y contextos sociales y es habitual, por ejemplo, ver intérpretes de signos en la televisión o en algunos actos sociales y políticos.

De hecho, en España ya existe una norma que regula y proporciona el acompañamiento de un intérprete en lengua de signos para que personas con discapacidades auditivas puedan acudir al médico, a juicios, a realizar trámites oficiales, etc.

Curiosidades de la lengua de signos

La lengua de signos posee una estructura gramatical propia, vocabulario, formalismos, funciones sintácticas… Es decir, se trata de una lengua muy rica y con la que una persona sorda puede expresar cualquier idea que necesite y quiera transmitir.

Entre algunas de sus características destacan que:

  • Usa el canal visual y gestual, a diferencia de las lenguas orales, que utilizan el auditivo y oral.
  • Los movimientos se realizan con las manos, brazos, tronco y rostro.
  • La mano es el miembro más usado, y hay que tener en cuenta que si la persona es diestra la mano derecha será la dominante y la izquierda la auxiliar. Si la persona es zurda, al revés: la mano izquierda será la dominante, mientras que la derecha será la auxiliar.
  • Usa, además, el espacio y la simultaneidad con significado lingüístico.
  • Los gestos pueden ser también táctiles, realizados en la palma de la mano, para comunicarse con personas sordociegas.
  • La expresión de la cara también es muy importante. Las personas sordas son más expresivas que las personas oyentes, y es que la expresión hará que sus ideas se entiendan mejor.
  • No es mímica ni tampoco un lenguaje universal. Cada país puede tener una o varias lenguas de signos.
  • En España, se han reconocido oficialmente dos: la lengua de signos española (LSE) y la lengua de signos catalana (LSC).
  • La lengua de signos no transmite cada una de las letras del alfabeto, sino que cada palabra tiene su propio signo correspondiente. Incluso, hay signos específicos para hablar de lugares, marcas y empresas concretas.

¿Cómo comunicarse con personas sordas?

Existen ciertas pautas básicas si, una vez aprendido el lenguaje de signos, queremos comunicarnos con personas con discapacidad auditiva.

  1. No hay que gritar. Al gritar, la expresión facial se endurece y puede provocar que el mensaje se malinterprete.
  2. Vocalizar a ritmo normal. Si se vocaliza demasiado rápido o demasiado lento, se dificulta la tarea de leer los labios.
  3. Llamar la atención tocando el hombro. Una persona sorda puede asustarse si le toca alguien –que no habrá oído llegar– bruscamente. La mejor opción es tocarle suavemente los hombros.
  4. No comer o taparse la boca al hablar. Es algo básico, pero que muchas veces se olvida.
  5. No moverse de manera brusca. Si al hablar con una persona sorda, la otra se agacha, gira la cabeza, gesticula mucho… lo que hará es dificultar la lectura labial o la visualización de la lengua de signos.

Dr. Carles Rabassa
Centre mèdic Atlàntida

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