La osteoporosis es una enfermedad crónica que sucede cuando la generación de hueso nuevo es más lenta que la pérdida de hueso viejo. Por lo tanto, se dice que está causada por la pérdida de densidad ósea. Actualmente, hay tratamientos y terapias para poder retrasar su aparición.
La osteoporosis, o pérdida de densidad ósea, es una enfermedad del esqueleto en la que los huesos van perdiendo resistencia. Es decir, el hueso se vuelve más débil y, por ello, tiende a fracturarse con mayor facilidad. Todo eso provoca dolor a la persona y puede derivar en deformidades del cuerpo. La Sociedad Española de Reumatología estima que la osteoporosis afecta a unos 75 millones de personas en Europa, Estados Unidos y Japón.
Esta enfermedad puede afectar a todos los huesos del cuerpo, aunque los más comunes suelen ser la muñeca, la cadera y la columna vertebral. También es una patología más habitual entre las mujeres, sobre todo en la madurez. La pérdida de hueso aumenta a un ritmo mayor después de la menopausia y eso ralentiza la producción de estrógeno.
En España, se calcula que hay cerca de 2 millones de mujeres con osteoporosis. De hecho, la prevalencia de esta enfermedad en las mujeres posmenopáusicas es del 25%. O, lo que es lo mismo, una de cada cuatro mujeres padece osteoporosis. Se estima que esta enfermedad es la causante de unas 25.000 fracturas cada año. Aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica en su vida.
En las etapas iniciales, la osteoporosis no presenta síntomas evidentes. Pero, una vez que la enfermedad empieza a debilitar los huesos, es común padecer alguno de estos signos:
- Dolor de espalda
- Pérdida de estatura
- Postura encorvada
- Fracturas de huesos
- Articulaciones dolorosas
Una complicación de la osteoporosis son, precisamente, las fracturas, que pueden derivar en un dolor crónico y limitar la movilidad del paciente. Por eso, es vital evitar, en la medida que sea posible, las caídas.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
El nivel máximo de masa ósea en la edad adulta y su descenso en la vejez determinan, en gran parte, el riesgo que tiene una persona de padecer osteoporosis. Además de este envejecimiento natural, también influyen los factores genéticos y hereditarios.
Finalmente, una mala alimentación (o desnutrición), el escaso ejercicio físico o el consumo habitual de ciertos medicamentos y de sustancias tóxicas (alcohol o tabaco) también son considerados factores de riesgo.
Tipos de osteoporosis
- Osteoporosis posmenopáusica: común en mujeres a partir de 50 años, debido a la falta de estrógenos.
- Osteoporosis senil: afecta, sobre todo, a mayores de 70 años y es resultado de una deficiencia de calcio relacionada con la edad.
- Osteoporosis secundaria: deriva de enfermedades y ciertos trastornos hormonales o de la administración de algunos fármacos.
Las claves para mejorar la salud ósea
La prevención de la osteoporosis es fundamental para evitar el avance de la patología. El tratamiento para la osteoporosis comienza con cambios en la dieta y en el estilo de vida. Consumir más frutas, vegetales y productos lácteos puede dar un impulso a los huesos. Además, se requiere una ingesta adecuada de proteínas para la salud ósea, pero también para mantener la masa muscular.
Las personas con esta patología necesitan consumir suficiente calcio y vitamina D y realizar ejercicio de manera regular. El calcio es un mineral importante para la salud ósea y está presente en los lácteos y en muchas verduras de hoja verde. Mantiene los huesos fuertes y se estima que los adultos necesitan entre 700 y 1.000 mg al día. Se recomienda incorporar en la dieta habitual yogures, quesos y suero de leche. Por su parte, la vitamina D –que se puede obtener tomando el sol de forma prudente– se encuentra en alimentos como el atún, el salmón o la leche.
El ejercicio físico de manera regular también es imprescindible para una correcta salud ósea. Es muy beneficioso a la hora de fortalecer los huesos, mejorar la coordinación y el equilibrio de las personas. Se aconseja practicar ejercicios de resistencia con la ayuda de pesas o bandas y no olvidar nunca los estiramientos, que ayudan al cuerpo a ser más flexible. Algunos ejercicios guiados, como el yoga o el taichí, pueden ayudar a revertir la osteoporosis. En definitiva, si una persona no se alimenta correctamente y no realiza suficiente ejercicio, sus huesos pueden debilitarse e, incluso, romperse.
Finalmente, el médico puede recomendar ciertos medicamentos para prevenir o tratar la pérdida de masa ósea. Hoy en día, es posible también medicarse para intentar reconstruir la densidad ósea. El médico hará su diagnóstico basándose en el estado de salud en general, en la edad y en la pérdida de densidad ósea en cada caso particular. Detectar la osteoporosis en una fase temprana puede ayudar a evitar que empeore.