Según distintos estudios, más de un millón de españoles sufren TOC (trastorno obsesivo-compulsivo). Sus síntomas son pensamientos recurrentes y desagradables que provocan la realización de rutinas y comportamientos compulsivos.
Además, se calcula que, a lo largo de la vida, entre el 2 y el 3% de la población mundial va a sufrir alguna patología de este tipo. Según datos de la Asociación de Trastorno Obsesivo-Compulsivo (ATOC), la mayoría de los afectados tardan una media de nueve años en ir por primera vez al médico, lo cual dificulta enormemente su tratamiento.
¿Qué es el TOC?
“El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se define como la presencia de obsesiones y/o compulsiones repetidas y suficientemente graves para causar un malestar intenso e interferir en la vida cotidiana de la persona”, explica la ATOC. Las personas con TOC tienen pensamientos recurrentes y perturbadores (obsesiones) que les llevan a realizar ciertos actos, seguir rituales y desarrollar comportamientos una y otra vez (compulsiones) para combatir la ansiedad que les provocan esos pensamientos (de ahí que se trate de un síndrome incluido en los trastornos de ansiedad).
“A pesar de que, en general, los pacientes reconocen que las obsesiones y compulsiones no tienen sentido o son excesivas, los síntomas de TOC a menudo son difíciles de controlar sin un tratamiento apropiado. Y es que las obsesiones y compulsiones no son placenteras; por el contrario, originan una gran angustia”, añade la ATOC.
Establecer un diagnóstico
Las conductas compulsivas son algo bastante frecuente en los seres humanos. No obstante, una manía o un comportamiento reiterado (por ejemplo, lavarse las manos varias veces al día o comprobar dos veces que hemos cerrado una puerta) no tiene por qué ser un TOC. Para determinar si se trata o no de una patología, los psiquiatras analizan:
– La frecuencia de esos pensamientos y acciones compulsivas.
– El efecto que tienen sobre la persona: cuánto tiempo ocupan, cuánta angustia provocan, en qué grado interfieren en la vida personal, cuán difícil es controlarlos o en qué medida suponen evitar hacer algo, ir a algún lugar o estar con alguien.
Nos encontramos ante esta enfermedad cuando esas conductas son realmente extremas y llegan a controlar la vida de la persona afectada.
El TOC es una enfermedad tratable
El TOC puede iniciarse en cualquier momento, desde la edad preescolar hasta la edad adulta, aunque los estudios más recientes concluyen que el 80% de los adultos con TOC identifican el inicio de los síntomas antes de los 18 años. Lo más importante es tener claro que existe un tratamiento que puede ayudar a combatir los síntomas y reducir la molesta ansiedad. Habitualmente, los pacientes de TOC necesitan psicoterapia, en ocasiones acompañada de medicación a base de ansiolíticos y antidepresivos.
Conductas obsesivo-compulsivas
Los enfermos de TOC se sienten obligados a desempeñar ciertos actos una y otra vez. Estos son algunos de los más frecuentes:
- Lavarse o asearse excesivamente, o de forma ritualista. Hay pacientes con TOC que sienten la necesidad imperiosa de lavarse las manos cientos de veces al día, hasta que las tienen rojas y ásperas. Otros se obsesionan con la limpieza de los utensilios de cocina y pueden llegar a lavar un mismo plato decenas de veces.
- Comprobar el interruptor de la luz, el grifo, la llave del gas, el cerrojo de la puerta o el freno de mano.
- Contar, arreglar o alinear objetos. Algunos enfermos pasan horas ordenando alfabéticamente todos los productos de los armarios de la cocina, mientras que otros clasifican toda la ropa por colores.
- Coleccionar cosas inútiles por si acaso, o inspeccionar la basura antes de tirarla.
- Repetir acciones rutinarias un cierto número de veces. Algunos pacientes creen que si rompen una cadena de acciones preestablecida, algo malo les va a ocurrir (sus padres morirán, les atropellará un coche, etc.).
- Necesitar tocar objetos o personas.
- Volver a leer o escribir algo sin necesidad.
- Examinar su propio cuerpo buscando señales de enfermedad.
- Evitar colores, números o nombres asociados a sucesos temidos o pensamientos desagradables: el número 13, el color rojo (sangre), la letra M (de muerte), etc.
- A veces también manifiestan la necesidad de pedir la reafirmación de algo correcto que dijeron o hicieron, pero que no perciben como tal.
Convivir con un enfermo con TOC
Para un familiar, convivir con un enfermo con TOC puede resultar muy estresante y frustrante. El primer paso es informarse sobre este trastorno, conocer cómo se manifiesta y cómo puede ser tratado. Es frecuente que la persona afectada no se dé cuenta de su problema o no quiera buscar ayuda profesional, por lo que la tarea del familiar es convencerle para que acuda al médico y siga un tratamiento. La paciencia y buscar apoyo en otras personas es esencial para minimizar los efectos de la convivencia con un paciente con TOC.
Quique Gómez
Psicólogo del Centro Médico Atlàntida