Aproximadamente el 40% de la población no duerme la siesta. Sin embargo, hay evidencias científicas de los efectos positivos directos de la siesta en adultos sanos en la salud física y las capacidades cognitivas tales como la memoria, el aprendizaje, la concentración, el rendimiento, el estado de ánimo, entre otros.
No es casualidad que después de comer nos entren ganas de echar una cabezadita. Esto se debe a la ligera modificación en los niveles de glucosa en el cuerpo que conlleva una disminución en nuestro estado de alerta. A esto se puede sumar el hecho de comer alimentos altos en carbohidratos, los cuales pueden aumentar los niveles de melatonina en el cuerpo, generando esa sensación de somnolencia.
De hecho, está comprobado que dormir la siesta tiene muchos beneficios, entre ellos la mejora del rendimiento. Por ello, cada vez más empresas se apuntan a la incorporación de la siesta en el horario laboral de sus trabajadores con el fin de aumentar la eficiencia y optimizar el rendimiento de estos. En el caso de Google y Facebook ya han habilitado espacios, y tiempos, para que sus trabajadores puedan relajarse y dormir durante su jornada de trabajo.
La siesta y sus beneficios
Según la NASA el tiempo ideal para una siesta energética y reparadora es aquella que tiene una duración de entre 10-20 minutos, con un límite recomendado por otros expertos de 30 minutos para evitar el embotamiento.
Este período de tiempo ideal para hacer la siesta permite obtener el mayor beneficio del ciclo del sueño sin el aturdimiento asociado con períodos de sueño largo. Durante estos minutos permitimos al cuerpo desconectar del entorno, ralentizar la respiración y el ritmo cardíaco. Pues, es suficiente con llegar a la segunda etapa del sueño, dónde aún éste es ligero, para sentirse descansado y reprender el día con buena perspectiva.
Beneficios de la siesta
- Previene enfermedades cardiovasculares. La siesta ayuda a disminuir un 37% el estrés y el riesgo de padecer cardiopatías.La falta de sueño incrementa el cortisol (hormona que se libera en respuesta al estrés). Un exceso de esta hormona aumenta la intolerancia a la glucosa y a la grasa, debilita el sistema inmunológico y muscular, además de disminuir la hormona del crecimiento. Todo ello aumenta el riesgo de padecer diabetes y cardiopatías. Cuando se duerme, los niveles de cortisol disminuyen significativamente, reduciendo así el estrés y la ansiedad.
- Estimula el sistema inmunológico y muscular. Dormir la siesta puede compensar los efectos negativos de la restricción del sueño. Dormir estimula el sistema inmune, estabilizando los marcadores inmunológicos y neuroendocrinos a sus niveles normales. Además, ayuda a reparar los músculos y a perder peso.
- Reduce la presión arterial: los estudios confirman que aquellos que realizan una siesta diurna de entre 45 minutos y una hora tienen una presión arterial promedio más baja que aquellos que no duermen la siesta.
- Potencia la memoria, la capacidad de concentración y facilita el aprendizaje: al dormir, se ve fomentada la transferencia de recuerdos recientes del hipocampo al neocórtex, lugar en el que se consolidan los recuerdos a largo plazo, permitiendo una asimilación rápida de nuevos aprendizajes, dejando espacio para nuevos datos.
- Mejora el estado de ánimo. La serotonina es un neurotransmisor relacionado con la regulación del sueño, el apetito y con el control de las emociones y el estado de ánimo. Cuando dormimos, los niveles de serotonina aumentan, fomentando la positividad y proporcionando una mayor sensación de satisfacción y bienestar.
- Favorece la creatividad: Cuando dormimos, el cerebro utiliza ese tiempo para crear nuevas conexiones neuronales, forjando un entramado de ellas que finalmente, al despertar, nos permite sentirnos despejados y tener en cuenta un abanico más grande de posibilidades frente un problema en nuestro día a día, siendo más resolutivos. En esta misma línea, los estudios científicos determinan que dormir la siesta estimula la actividad del hemisferio derecho del cerebro.
- Mejora los reflejos: Dormir la siesta mejora el estado de alerta, el tiempo de reacción además de disminuir los errores en las tareas, obteniendo mayor eficiencia y rendimiento, consecuentemente con un aumento de la productividad. Un estudio realizado por la NASA determina que dormir una siesta de unos 26 minutos contribuye a mejorar el rendimiento de los trabajadores en un 34% y a intensificar su capacidad de permanecer alerta un 54%.
Para una siesta reparadora, no te olvides de:
- Crear un ambiente de descanso: encuentra un lugar en el que poder tumbarte y cerrar los ojos durante unos minutos, libre de ruidos, con poca luz y con una temperatura ambiental agradable. *En caso de problemas digestivos se recomienda dormir inclinado, por ejemplo en un sillón o butaca para evitar el reflujo gástrico.
- Tiempo de siesta corto. En condiciones normales, para conseguir que la siesta sea lo más reparadora posible, ésta no ebería durar más de 30 minutos. No obstante, pueden haber días en que se necesiten descansos más largos. *En caso de necesidad permanente de dormir la siesta sin motivo aparente de fatiga, se recomienda consultar con un especialista.
- Aprovechar el momento de somnolencia posterior a la hora de comer para dormir la siesta.
Sònia Montesinos, Equipo de Psicología de Dependentia